HORARIO DE MISAS VERANO

DEL 15 DE JUNIO AL 31 DE JULIO

DE LUNES A SÁBADO (excepto Martes): a las 20 h.

DOMINGOS: A las 12 horas
A las 20 horas

DURANTE EL MES DE AGOSTO SOLAMENTE HABRÁ MISA LOS SÁBADOS A LAS 20 HORAS

DESDE EL 2 DE SEPTIEMBRE HORARIO HABITUAL:
a las 19 horas

HORARIO DE ACOGIDA

En los LOCALES PARROQUIALES

(José Andreu Alabarta 1-1ª)

Lunes de 17 A 19,30 horas

Miércoles de 19,30 A 21 horas

En los IGLESIA: De lunes a viernes (excepto martes)

De 18 a 19 horas

martes, 11 de noviembre de 2014

Tiempo de Descubrir


Hay dos actitudes típicas de nuestra sociedad occidental, cuyas consecuencias están a la base del comportamiento de todos nosotros e impregnan nuestra vida de modo más o menos inconsciente y más o menos voluntario, y las cuales solemos esgrimir como argumento incontestable a la hora de justificar nuestra conducta; e incluso les otorgamos el carácter de ser prueba de nuestra responsabilidad y de la seriedad de nuestra conducta. Me refiero a la exigencia del derecho que tenemos a la privacidad, a reclamar el respeto absoluto a los considerados como asuntos propios; y a la consideración de que el tiempo es oro, lo cual nos lleva a programar al minuto nuestra jornada y todas nuestras actividades, andando así siempre apresurados, pendientes del reloj, intranquilos y en tensión, con la pretensión de abarcarlo todo.
                  Y no nos damos cuenta de que, en contraste con tales exigencias, con frecuencia nuestra sociedad y nuestro ambiente están dominados y dirigidos por una actitud morbosa de exponer impúdicamente intimidades y miserias en determinados foros, sean de programas basura, de redes sociales, de reality shows, o por otros medios. Ni de que perdemos miserablemente el tiempo en las actividades más banales  y superfluas: chateos, videojuegos, whatsapps obsesivos, consumo de esa telebasura, desmesura en nuestras aficiones y deportes, etc.
                  Pero, al margen de nuestra miopía y de nuestra inconsecuencia, de la diferencia entre nuestras exigencias y nuestro comportamiento real; más allá de todo eso, el cristiano se encuentra por su Bautismo comprometido con una actitud ante la vida, ante la sociedad y ante su prójimo, que le obliga a fundamentarla en los valores opuestos. Ser cristiano implica renunciar a la dictadura de los asuntos propios: nuestro único asunto es transparentar a Dios porque vivimos sumergidos en Él, en su amor y en su misericordia, en su santidad, en su gracia,… llamémoslo como queramos. Y es también rechazar y combatir como arrogante esa mentalidad de urgencia y agobiante, cuya aparente justificación es “no perder el tiempo”: el cristiano pierde voluntariamente su tiempo para dedicarlo a los demás, sin angustias ni horarios inflexibles, sin esa pretendida urgencia desmedida y falsa.
                  Porque el ineludible caminar juntos de los discípulos de Jesús significa estar abierto a todos y siempre, ser portadores del amor trinitario divino. El trayecto de nuestra vida personal es la convocatoria a descubrir juntos, a caminar de la mano para, día a día, agradecer y entusiasmarse con la imprevisibilidad del regalo de Dios, con su continua sorpresa, con su providencia, con lo siempre imprevisto que trae cada día a nuestra vida y cuyo impacto al contradecir nuestros programas y proyectos es tal, que necesitamos el soporte, el ánimo, y la palabra del hermano para no quedarnos desconcertados. La comunidad nos da clarividencia y enriquece esa vida nuestra compartida.

                  No lo dudemos ni nos dejemos atrapar por las falsas apariencias del rigor y la seriedad de nuestra civilizada vida, la propuesta evangélica de Jesús, el programa cristiano es ése: desenmascarar nuestras miserias y quimeras y convocarnos el Reino de Dios, el de la verdad y la auténtica vida, el de descubrir con el prójimo el horizonte de vida fraterno y universal al que Él nos convoca. Es un buen momento para redescubrirlo y no consentir en olvidarlo.

La Iglesia de San Isidro del Camí Vell de Torrent fue edificada en el año 1902 "damunt d'un camp de fabes", siendo obra del importante arquitecto de entre siglos Joaquín Mª Arnau Miramón, qúien la diseñó por encargo del arzipreste de Torrente, Salvador Muñoz Alvarez, que hijo de la entonces huerta del Zafranar, después de San Isidro, regaló los terrenos y sufragó el coste de la obra. Desde ese momento actuará como ermita dependiente de la Parroquia de Patraix y en 1941 se elevará a Parroquia de San Isidro Labrador, entrando en 1954 su primer párroco el ecónomo Antonio Tomás Ribes. En 1960 amplía su denominación y pasa a llamarse Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados y San Isidro Labrador.